jueves, 23 de octubre de 2014

Supongamos (Relato corto)


Supongamos que hoy hace un día maravilloso, que el cielo se ha levantado despejado y el sol brilla más que nunca.

Supongamos que hoy he encontrado trabajo y que la amenaza de desahucio, de los cortes de luz, de agua y la expulsión de mis hijos del colegio no se lleva a cabo finalmente.

Supongamos que, incluso, los datos económicos de mi país son prometedores y que el futuro de sus habitantes es el mejor posible para cualquiera de ellos.

Y supongamos que cualquiera de los millares de inversores que se levantan cada mañana para mover su dinero donde los mercados bursátiles le permitan hacer buenos negocios, inclusive, con el cielo despejado y un sol maravilloso, no se han despertado de buen humor. Supongamos también que esos mismos negocios se les han metido tanto en la piel como una irritante enfermedad cutánea, que al no estar regulados por ninguna empresa donde se puedan acoger a una terapia médica que los libere de dicha enfermedad o simplemente la puedan diagnosticar, provoca que no les guste que yo encuentre trabajo, que mi país halle un sendero por donde salir de la crisis o que todos mis congéneres puedan pagar sus facturas a final de mes porque, entonces ellos no pueden seguir ganando dinero fácil, no pueden continuar jugando a sus negocios y finalmente se les reproduzcan sus problemas de epidermis.

¿Puedo suponer, que mi calidad de vida dependa de dichas personas y que aunque el día sea maravilloso siga siendo una jodida mierda para los que no les conviene que alguien como yo pueda seguir adelante? ¿Qué los gobernantes puedan poner las pomadas necesarias para que estos “enfermos” no continúen empeorando y nos contagien con su sarna?

Por lo tanto, pudiendo suponer que puedo encontrar respuestas lógicas para estas dudas, sólo puedo confirmar a día de hoy que son ellos los que aunque el día sea maravilloso, no se malgasten los pocos recursos de los que dependen los países, se reformen las cuestiones mal regladas, se paguen las deudas puntualmente o que la gente como yo pueda encontrar un trabajo para continuar con sus vidas, todo dependa tan sólo de cómo evolucione su enfermedad o el día para ellos.

Aún así, supongo que no he sido yo sólo quien se ha dado cuenta que el problema que nos azota a tantos es provocado por unos pocos y que si no se hace un diagnostico exacto del enfermo la solución es la irremediable muerte.

Todas las acciones que dependan de unos pocos nos sumergen, irreversiblemente, en la basura dictatorial, aunque dicha basura se contenga en una BOLSA DE VALORES INTERNACIONAL.


 Fdo: uno hombre cualquiera en paro.

4 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo Carlos, las contradicciones de este mundo dirigido por una élite egotista nos ahoga en esa basura dictatorial,

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  3. Pues si, y supongamos ya puestos a suponer que esto es una sartén y ellos sujetan el puñetero mango..!

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