lunes, 16 de marzo de 2015

Los caramelos ya no saben bien


El gallo por fin se ha dormido,
y las plantas se ponen ellas mismas el agua.
Le he pedido color a la noche,
y silencio a la mañana.

Un señor me da los buenos días,
y los caramelos ya no saben bien.
Mis piernas tiemblan de alegría,
cuando la farola es mi rehén.

No sé quién eres,
incluso ahora, sosteniendo tu cara.
Pero tu sonrisa es tan conmovedora,
que no me importar porqué la tocaba.

Y el sueño emborrona tu rostro,
mientras mil dedos me manosean.
Siento frío, miedo y enojo,
¿Por qué me habré tumbado en la acera?

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