miércoles, 27 de mayo de 2015

Qué inolvidables segundos


La luz conformaba un túnel perfecto, 
alrededor todo era nada.
Insignificante, casi un muñeco,
sentí que un hilo, tiraba y tiraba.

El silencio casi abrazaba,
y el túnel más me envolvía
Su luz mis dedos consumía, 
apenas podía cubrir mi cara.

De repente, la luz fue todo,
engullida quedó la nada.
El hilo tiró de otro modo,
y sentí que mi alma avanzaba.

La luz era de un blanco solemne,
alrededor todo era calma.
Insignificante, casi un pelele,
sentí como algo me anclaba.

El silencio casi embriagaba,
y el túnel desaparecía.
Su oscuridad mis ojos aturdía,
apenas podía asumir que estaba.

De repente, todo era nada.
engullida quedó la luz.
El hilo, su furia destensaba, 
y sentí una agradable quietud.

Ahora vuelvo a palpar la cama,
y mis parpados se abren al mundo.
Solo ese ¡Pib!, ¡Pib!, quiebra la nada,
pero qué inolvidables segundos.

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