jueves, 3 de septiembre de 2015

Monologando


Juanjo Maceo Verona, llegó al mundo por un estornudo. Quedó colgado de la entrepierna de su madre durante diecisiete minutos: los que necesitó la policía para desahuciar a su familia.

Una llegada así no la puede olvidar una madre en la vida. Estaba convencida que aún le quedaban varios días... (no estaba al día de los desahucios Expres)

Esos primeros minutos cabeza abajo, fueron premonitorios. Su vida fue siempre del revés. De hecho, se asustó tanto, que parecía no querer salir, e hizo todo lo posible por no abandonar el útero.

Cuando el médico le dijo a su madre que el niño estaba agarrado al cordón umbilical, ella renegó de su profesionalidad. ¡CON LAS MANOS! le gritó, no entendiendo por qué se reía histérica. Nunca ha habido un parto tan largo, ni antes, ni después de Kareem Abdul-Jabbar.

Tres días con sus noches. Fue su madre quien tomó la decisión. !romperle los nudillos, por Dios! cansada de no poder cruzar las piernas y de ver su diminuta cara apretando las encías rabioso.

Otros tres días tuvo que esperar hasta que su madre se recuperara para probar su primer bocado.

Al despertar, recostada en aquel mugriento banco del parque, lo primero que vio fue la tierna felicidad del rostro de su retoño... tras desplumar a tres vagabundos setecientos euros en monedas, jugando a las cartas. Ese fue el primer contacto madre e hijo, ¡inolvidable!. El segundo fue más doloroso... cuando le enseño el pecho.

Ah, y también había una gata aullando de dolor, con sus cinco crías hambrientas que los miraban erizados de la rabia. Pero esa es otra historia.....

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